A lo largo de las costas de Ecuador, el Océano Pacífico es rico en especies de caballa, lo que la convierte en una parte fundamental de la cocina ecuatoriana.
La forma más común de conservar la caballa es en conserva con salsa de tomate, que complementa al pescado con un sabor ligeramente dulce y ácido.
Se puede preparar fácilmente con arroz como acompañamiento, en sopas, o acompañado de papas y plátano frito.
Es el relleno perfecto para una masa tipo empanada o para las populares arepas, que son muy comunes en Venezuela y Colombia.
El sabor de la caballa no solo depende de los condimentos, sino también del mar, lo que hace que difiera de sus parientes en el Mar Mediterráneo o el Océano Atlántico.